miércoles, 24 de marzo de 2010
Los Transtornos del Bull Dog
El trastorno obsesivo compulsivo es una conducta repetitiva, persistente, invariable, sin función obvia, que interfiere con el comportamiento normal.
Se da tanto en perros como en gatos. El ejemplo clásico de esta conducta es el del perro que se murde la cola. Otro puede ser el del animal que se lame demasiado o que se mordisquea las patas, llegando incluso a producirse heridas.
Hay gente que toma esto como algo normal y hasta le causa gracia, pero esta conducta de los animales va progresando y llega a casos muy graves, donde incluso, a veces hay que amputar algún miembro.
Sucede que tocan el timbre o una persona llega a casa o nos ponemos a conversar con alguien y el perro comienza a perseguirse la cola o lamerse. Siempre que hay algo que desequilibra al animal, y que le produce una gran ansiedad, su respuesta es llamar la atención de esta manera.
Algunos autores apuntan a causas genéticas, ya que hay razas que son muy propensas a sufrir estos trastornos obsesivo compulsivos. El Bull Terrier es el ejemplo típico de perro que se muerde la cola. El Doberman es muy común que se lama hasta producirse heridas. En los gatos orientales se da mucho el exceso de acicalamiento.
También hay un factor neurológico, un desequilibrio entre los niveles de ceretonina y dopamina en el cerebro de estos animales que explica, para algunos autores, este comportamiento. De ahí que exista medicación destinada a tratar este trastorno.
También se recurre a las terapias conductuales para tratar de solucionar el problema. Una solución que puede resultar práctica es proporcionar ejercicio físico y atención al perro. Y el jugar con el animal es un actividad que contempla ambos factores.
La estímulos disruptivos son otro recurso. Por ejemplo, utilizar pimienta o alguna sustancia desagradable para que el animal no se muerda puede funcionar. Pero ante una herida, lo primero es la consulta con el veterinario para tratar la propia lastimadura, que, puede llegar a ser grave y que presenta riesgos por sí misma.
Cabe aclarar que esto no es aplicable a los cachorros, que a veces se muerden la cola por la novedad que les resulta en su exploración del cuerpo.
También se puede prevenir este trastorno tratando que el cachorro tenga la mayor cantidad de estímulos posibles y que no tenga un síndrome de privación ni ninguna otra carencia emocional.
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